iw791983512046468

viernes, 1 de abril de 2011

Mi marciano favorito

Mi marciano favorito


El área 51 es una base militar situada a 133 Km al Noroeste de Las Vegas, Nevada, EEUU y hasta donde me he enterado este lugar encierra miles de secretos desde los años cincuenta. Como amante del cine comercial de ciencia ficción he encontrado en muchas películas teorías de toda índole respecto a las actividades que allí se desarrollan, pasando desde ridículas “humanizaciones” de seres extraterrestres hasta teorías conspirativas que, de ser ciertas, derrumbarían las bases económicas y políticas de los Estados Unidos.

Dejando de lado el hecho de que el mayor número de supuestos avistamientos de naves extraterrestres (OVNI en español o UFO en inglés) suceden en el país del Norte, me es difícil aceptar que seres provenientes de otros planetas nos visiten con fines experimentales o de otra clase. Una persona que conocí hace años viajaba con frecuencia al desierto de la Tatacoa (al Norte del Huila, Colombia) con decenas de personas más para – según él – tener encuentros cercanos del segundo y tercer tipo con seres extraterrestres.

Francamente no sé ni me imagino lo que será un encuentro supra- terreno de primer, segundo o tercer tipo, pero si se trata de cercanía e intercambio físico en cualquiera de sus formas, yo hubiese preferido un encuentro muy cercano con alguna amiga en el mismo desierto, acompañado de su espectacular cielo nocturno y de alguna ayuda etílica en medio de ese clima desértico característico de la región. Si bien es cierto que cada quien es libre de creer en lo que quiera, personalmente me parece un innecesario desgaste mental y económico hacer un viaje mensual a esta zona del país para imaginar que una estrella fugaz es un OVNI o para materializar fantasías infantiles en seres cabezones y luminosos que nos vienen a mirar con ojos inexpresivos para después montarse en la nave y salir disparados hacia el cielo a n-mil kilómetros por hora. Además, lograr una materialización tan vívida requiere tener el disco muy rayado o haber tenido un encuentro (muy cercano también) con sustancias ilegales.

La cultura “Hollywoodense” nos ha enseñado que si una invasión a nuestro planeta se llegara a dar, los resultados serían catastróficos ya que según ellos la finalidad de los invasores es ocupar la tierra sin importar la suerte que podamos tener en cuanto a supervivencia se refiere. La referencia más cercana y que curiosamente desmiente lo que acabo de escribir es Transformers 1 (2007) y 2 (2009). Con Megan Fox como gancho (muy efectivo diría yo) y una actuación aceptable de Shia Labeouf, la saga nos trae al presente con todo tipo de efectos, la realidad virtual creada por Hasbro en los años setenta y luego presentada como serie animada en los ochenta. Siempre ha sido reconfortante saber que de ser cierta la trama, contamos con los Autobots para defendernos de los Decépticons, pero si uno de estos últimos quisiera averiguar un dato protegido por el ejército americano; ni por equivocación se va a meter en medio del mejor batallón desértico armado hasta los dientes para lograrlo, y ni pensar en subirse al emblemático (según los gringos) Air Force One para buscar lo mismo. Adicionalmente, protegido por la Represa Hoover, están resguardados “la chispa suprema” y el líder decépticon Megatron. Les juro que si de mí dependiera, nunca hubiera dejado cerca el uno del otro (por aquello de la sospecha). No satisfechos con esto, en la segunda parte muestran bajo la gran pirámide en Egipto un arma inimaginable para destruir el sol que solamente conocen los antagonistas (decépticons).

En 1996 el mundo conoció una de las mejores películas de ciencia ficción (en mi opinión) que se ganó un Oscar por Efectos Visuales, esta es Independence Day con Will Smith y Jeff Goldblum. Como era de esperarse, los alienígenas planean acabar con todo rastro de nuestra civilización para conquistar el planeta. Era más lógico esclavizar a la humanidad, no? Después de todo, miles de millones de personas como mano de obra gratuita no se consiguen fácilmente. En esta cinta el ataque se coordinó mediante un conteo regresivo, oportunamente detectado por un “cerebrito” que casualmente es el ex-esposo de una asesora del presidente de EEUU. Es aquí donde asumen que el área 51 encierra el secreto para la victoria al contener una nave intacta que cayó por ahí cerca hace varias décadas y en la cual viajaban 3 seres que han mantenido en remojo en un acuario (¿). Aquí cabe anotar que (según Hollywood) todos los norteamericanos conocen de la existencia de “El Área” excepto el presidente. La parte genial del filme consiste en aplicar un virus informático a la nave nodriza para que inhabilite un escudo invisible que impide que sean atacados (bien por esa). Además de la heroica presencia de Will Smith, recordarán quienes la vieron que quien detectó como tumbar la primera nave era un loco con pinta de campeón de tejo y que hacía unas cuantas horas pilotaba un avión fumigador, inspirado por una botellita de whisky barato. Al final vencen los héroes y todo el mundo está feliz.

Dos cintas le dan un tinte mas humorístico al tema, como son Men In Black (1997) y Mars Attack (1996) aunque en la primera se supone que hace mucho tiempo estamos invadidos por seres extraterrestres que viven entre nosotros disfrazados de humanos y, en la segunda usan un elenco de estrellas para hacer un monumento a la ridiculez, aunque la temática se basa también en la aniquilación total de la humanidad. Puedo citar otras películas más o menos exitosas que las anteriores, pero todas coinciden en estos elementos comunes, salvo contadas excepciones.

Hasta aquí la cuestión se limita a recaudos de taquilla y una que otra decepción respecto a los guiones o a los actores. Algo diferente se vislumbra cuando la habilidad de oratoria o de convicción de una persona se convierte en un absurdo escenario de muerte como el de Waco (Texas) en 1993 generado por una secta llamada “los Davidianos” quienes provenían de la Iglesia Adventista y finalmente se auto-confinaron en ese sitio hasta una infortunada acción del FBI que dejó como saldo alrededor de 80 personas muertas (incluidos mujeres y niños). Según declaraciones posteriores, ellos estaban esperando un OVNI como medio de escape antes del apocalipsis.

En suma y como un aporte personal, dejo a su consideración lo siguiente:

1.       Si existe una “inteligencia superior” en otro lugar del Universo no vendrían a visitarnos secretamente ni en lugares aislados. Lo harían en centros muy poblados y desplegando todo su poderío bélico o tecnológico (para impresionar y alardear).
2.       Si esta supuesta civilización es tan avanzada como se supone y sus deseos son de colonización, no existe la más mínima probabilidad de poder contrarrestar su ataque. Independientemente de que el presidente de EEUU sea ex-piloto de combate y de que la mitad de borrachos gringos sepan pilotar un F22 Raptor.
3.       Si en la noche alguien empieza a ver una luz inquieta que se mueve erráticamente en el cielo y de repente desaparece, esto obedece a uno de dos factores: O sufre de Presbiopía, Cataratas, Glaucoma o alguna otra patología visual o, lo que vio es un helicóptero nocturno en misión furtiva.
4.       Si desea encuentros cercanos del tipo que sea, en el mundo hay cientos de miles de personas deseosas de un abrazo, una caricia u otras manifestaciones de cariño, afecto, deseo, etc. Mire a su alrededor y las encontrará fácilmente, no espere infructuosamente a un “marciano” cabezón con ojos de bola 8 para dar rienda suelta a sus sentidos.
5.       Como un consejo, no se dejen convencer por hábiles empresarios de la fé (en los ovnis o en lo que sea). En la mayoría de los casos ellos saldrán bien librados y sus seguidores estafados, decepcionados y en el peor de los casos, muertos por seguir sus sabios lineamientos.
6.       Por lo que más quiera, no consuma sustancias psicoactivas.

Eso es todo por ahora, los dejo y me voy a mirar (una vez más) Inception (El origen), cuya filosofía es más convincente para mí que creer en espías marcianos que aterrizaron en Roswell.


Referencias:

martes, 8 de marzo de 2011

Sudadera Vs. Armani




No sé jugar al futbol (football?).

Lo admito, lo intenté durante años, desde el arco hasta la delantera pero no fue posible. Nunca tuve la agilidad felina para ser arquero, ni la fuerza ni la reacción que requiere un buen defensa, ni el manejo de balón que un buen centro debe poseer y mucho menos la sagacidad del delantero para esquivar al contrario y marcar goles de antología. En resumidas cuentas, soy un “tronco” (término usado en Colombia para designar a una persona sin talento alguno para jugar futbol).

Y es que la habilidad requerida no se adquiere, se nace con ella. Testigos cercanos que corroboran lo anterior son mi hermano y el esposo de mi hermana. El primero ha jugado desde muy niño, siendo apetecido siempre por su increíble destreza para eludir adversarios, colocar pases precisos y hacer goles. El segundo, quien también ha jugado toda su vida, tuvo la oportunidad de formar parte de un equipo profesional pero abandonó este camino por ejercer la administración pública; creo que eso lo dice todo. Este último, mi cuñado, se deleita al ver mi expresión cuando me invita a jugar, ya que es equiparable a pretender que un sapo camine como un caballo de paso fino, y él conoce mis límites en la materia.

Sin embargo, y a pesar de lo “tronco” que soy, he marcado cuatro goles en mi vida, de los cuales (si usted me lo permite) quisiera relatar uno increíble: Me encontraba esperando un centro y levanté la mano para que quien llevaba el balón entendiera que estaba en posición; seguidamente esta persona centra con precisión y yo me lanzo en el aire para cabecear. Como era tan mal jugador, me lancé antes de tiempo pero en ese instante en que mi cuerpo flota en el aire horizontalmente con las rodillas doblabas a 1,3 metros de la grama, los tacos (taches) del guayo se estrellan con el balón y es imposible desde cualquier punto de vista que el arquero contrario lo detenga entrando por su costado derecho……. Un golazo¡¡¡¡ Quien está leyendo pensará que fue un increíble golpe de suerte, pero no lo fue tanto; a un señor de la selección Colombia en 1993 (de apellido Aristizabal, creo) le pasó lo mismo.

Como con el futbol no pude y tampoco me animé a ser cronista deportivo, en este punto dejo de lado mis proezas deportivas y empiezo a entrar en materia, lo que realmente quiero es hablar sobre el futbol en Colombia. Hoy en día muchos tenemos la oportunidad de ver partidos de todo el mundo por televisión cualquier día de la semana, y es inevitable comparar varias cosas, como la dinámica del juego, el amor de los jugadores por su respectiva camiseta, la forma de vestir de los técnicos, las ruedas de prensa posteriores a los partidos, la forma de expresarse de los jugadores, la forma en la cual celebran un gol, el comportamiento de los asistentes a los estadios, etc. Esto nos deja algunas claves del porque la historia de este deporte en mi país ha sido como una tragicomedia.

Empiezo con un hecho innegable, y es que el futbol, como muchas otras ocupaciones en el país ha sido la “tabla de salvación” de muchachos que no han tenido la oportunidad de estudiar por carencia de recursos. No es generalizado, pero sucede con frecuencia y este factor por si mismo devela el por qué de mucho de lo que pasa en el mundo deportivo de Colombia. Cuando una persona tiene la oportunidad de culminar con éxito los estudios secundarios o en el mejor de los casos una carrera universitaria, tiene una perspectiva más o menos clara de lo que hará en el futuro con su vida, se trate de deportes o no. Para las personas que mencioné antes no hay alternativa, o se vuelven buenos jugando o serán una estadística más de desempleo o subempleo, esto sin tener en cuenta la descomposición social y familiar y la amenaza constante del consumo de substancias ilegales.

Si usted escucha con atención una entrevista a un jugador colombiano (que encaje en el perfil descrito), es muy probable que en algún punto pronuncie una frase parecida a las siguientes:

-          Seguimos las instrucciones del “profe”, pero por ahí se nos coló un habilidoso y el resultado no fue el esperado…..
-          Sabemos que es un equipo poderoso, pero esperamos que por ahí se “haga la lucha” y logremos aunque sea un empate……
-          Defender los colores de la institución, y, por ahí quien sabe…… Hasta clasificar…
-          Por ahí aparecieron unos resultados que dicen que me “dopé”, pero yo solo tomo “espray”…
-          Pues, yo me he acoplado al grupo y somos como una familia, aunque por ahí hay una oferta….. Esperar a ver que dice el empresario….

Y otras por el estilo. Lo que me causa curiosidad es ubicar el sitio exacto donde se encuentra ahí en la expresión “por ahí” que usan regularmente, si alguien lo sabe le agradezco me lo comunique.

Entre las personas que conozco hay al menos un hincha (seguidor) de cada equipo de futbol de Colombia. Mi padre fue hincha de Santa Fe y por herencia mis hermanos y yo también. En mi caso, esta relación permaneció vigente hasta el momento en el cual hablar de un equipo o apoyarlo en el estadio era equivalente a hacerse acreedor de un grito (como mínimo), un golpe contundente, una herida con arma corto-punzante o un disparo de arma de fuego. Cuando el asunto se puso de alto calibre, elegí no volver al estadio, no usar emblemas del equipo y finalmente no mencionar cual era mi equipo preferido (como una medida de prevención). Si mis coterráneos llegan a tales extremos por equipos que tienen un nivel futbolístico tan bajo, no me atrevo a imaginar si aquí existiera un equipo que jugase tan bien como muchos de los europeos…

Sin mencionar equipos (quien viva en Colombia sabe cuáles son), sus hinchas (¿) encuentran en su afición no un gusto deportivo, sino una herramienta para herir (a veces mortalmente) a otras personas que visten una camiseta de otro equipo. En Bogotá esto se presenta con regularidad (por no decir que cada vez que hay partido en el Campín).

El diseño de los estadios en España o Inglaterra, por ejemplo, permite que los “hinchas” estén muy cerca a la acción, prácticamente junto a la grama y salvo escasos episodios de locura, a ellos no se les ocurre lanzarle baterías a los jugadores por que les caen mal, o nombrarle algún familiar cercano a Casillas, Messi, Henry, Raul, etc por que hicieron o dejaron de hacer algo en el partido. Esta cercanía, en poder de la gente que mencioné terminaría en tragedia recurrente.

Es interesante notar el contraste cuando se observa (y se compara) al DT del Real Madrid o del Liverpool, por ejemplo, con el de un equipo colombiano (ya saben por qué no menciono nombres). Los europeos inspiran la gallardía, la serenidad y el análisis (en la mayoría de los casos) y los de aquí reflejan caos, sed de desquite y desesperación. No menciono la comparación entre la sudadera motosa y el Oscar de la Renta o el Armani porque crítico de moda no soy.

Hace unos días escuché como uno de tantos locutores deportivos de mi país relataba extasiado la certeza de un cupo latinoamericano adicional para el mundial del 2014, argumentando que era la gran oportunidad de la selección Colombia para llegar a un mundial nuevamente. Qué tristeza tener que aspirar a un quinto puesto tres años antes, si esto no es derrotismo retroactivo, no sé que pueda ser.

Hablando de derrotismo, añoro el día en que en el preámbulo de un partido Colombia – Brasil, por ejemplo, un futuro técnico o un futuro jugador diga: Vamos por todo y no importa que seamos primeros en la eliminatoria. En circunstancias similares, en el pasado cercano se ha escuchado algo parecido a esto:

-          Pero es que estamos hablando de los pentacampeones¡¡¡¡¡¡¡¡ Mucha gracia sacarles un empate aquí…
-          Con Bolivia sufrimos un poco, con Perú casi no empatamos, pero el siguiente es el equipo del “jogo bonito”.. Recuerden muchachos, el empate es un triunfo (¿??)
-          Perder es ganar un poco……. (sin comentarios)
-          Si usted observa las estadísticas, jamás les hemos ganado, por mucho llegamos al empate, no despertemos al león dormido (jajajajajaja)

No quiero hablar de otros factores, como la corrupción en las administraciones de los equipos, los “dineros calientes”, los árbitros malos y otros tópicos relacionados, eso se lo dejo a Javier, a Ivan y a Carlos Antonio que si saben de futbol.

Retomando lo de mi preferencia futbolística, hoy soy hincha del Manchester United, aunque muy en el fondo y sin que nadie lo note me interesa enterarme de cómo va el Santa Fe. Por favor, no se lo cuenten a nadie que no me quiero ganar un golpe repentino.

lunes, 10 de enero de 2011

Entretendeichion?


El periodista de farándula: “¿Cómo te va con el inglés?” (Como si le preguntara a ella sobre un novio anónimo británico)

La candidata a reina: “Pueees, lo leo y lo escribo pero no lo hablo, pero si tú me hablas muuuuuy despacio te entiendo perfectamente……”

¿A alguien le suena familiar la anterior conversación? Yo creo que sí. En lo personal la he escuchado durante muchos años (vía noticias en televisión) cuando transmiten las elegantes e inteligentes respuestas de las candidatas a reinas de belleza.

El asunto es que debo confesar que yo también he respondido así…. 

Si, lo admito, yo que tanto he criticado a los reinados y a todos aquellos que los patrocinan, los lideran y los protagonizan debo publicar hoy que he usado una respuesta de candidata en el pasado, cuando me han interpelado respecto a mi pericia con el idioma inglés….

Yo sé que se está riendo, hágale; con confianza.

Pero, espere… Yo sé que no soy el único que ha respondido así. También sé que muchos (hispano-parlantes) de los que publican frases rebuscadas escritas en inglés en Facebook, Twitter, Messenger y cuanta red social se les ocurra también lo leen y lo escriben pero no lo hablan (y obviamente tampoco lo admiten). Pero no es mi intención criticar a nadie (aunque parezca que he lanzado un guante con toda la intención).

Vamos al grano. ¿Porque en Latinoamérica, y particularmente en Colombia no se ha adoptado el “inglés” como segunda lengua? Se me ocurre lo siguiente:

1.   Será que todos los pro Cuba, pro Che, pro Mao, pro URSS, pro Chavez, etc. que han existido durante décadas en el país y que luchan (¿) sin cuartel contra lo que ellos llaman el “Imperialismo Yanqui” creen que por hablar inglés nos vamos a volver más capitalistas y ellos menos “revolucionarios”?

2.   Será que los sucesivos ministerios de educación se durmieron en los papeles y solo cerca al cambio de siglo cayeron en cuenta de que, “¿hombre, los gringos como que están mandando la parada, cierto? Deberíamos implementar la enseñanza obligatoria del inglés intensivo desde el preescolar¡¡¡¡¡¡¡¡ (somos unos genios)…”

3.   ¿Será que nos ha dado pereza (a muchos) ser autodidactas en el tema para haber logrado un nivel más avanzado?

4.   ¿Será que solamente los colegios de estratos altos tienen implementados estos programas hace muchos años?

5.   ¿Será que únicamente el 10% de los colombianos tienen la posibilidad de visitar frecuentemente países angloparlantes, perfeccionando así sus habilidades de comunicación?

6.   ¿Será que a algunos les causa gracia el que en un canal nacional aparezca la siguiente promoción: “…una entretendeichion historia…..inglis beri gud....” y además cambie su imagen corporativa publicando: “canal X, lo mejor para yu”?

Yo respondería: Todas las anteriores.

Además, toda la vida me ha gustado el cine y en este ámbito sucede algo particular: Los nombres de las películas (en su mayoría) no se traducen literalmente al español. Yo sé que “Atrapado sin Salida” es un nombre más sugestivo para nosotros que “Alguien voló sobre el nido del cucú”, pero si alguien (por lo menos en Colombia) hubiese tenido una pizca de visión habría prohibido estos reemplazos, teniendo la posibilidad de ver hace treinta y tantos años la premier de “One Flew Over the Cuckoo’s Nest” en el teatro Olympia. De verdad, parece algo fútil pero es totalmente válido, los filmes extranjeros deberían venir con su nombre original y eso nos habría puesto a pensar más y mejor en inglés. 

Hablando de cine, hace años adopté una costumbre (a mi entender muy efectiva) que consiste en ver las películas en inglés con subtitulos en español (no traducidas al español) y eso me ha brindado excelentes resultados, así que ahora lo leo, lo escribo y lo hablo (en un nivel aceptable), sin desconocer que he intentado todo a mi alcance para lograrlo, por ejemplo:

-      Intentar (infructuosamente) leer un libro en inglés entendiendo todo al pie de la letra

-      Usar el método de “aprender durmiendo”, lo cual no solo no me ayudó sino que me producía unos dolores de cabeza insufribles

-      Inscribirme en instituciones avaladas nacional e internacionalmente en la enseñanza del inglés (en las cuales si no se tiene una constancia a toda prueba, no vale la pena el esfuerzo)

-      Usar el método Berlitz, el del British Council y el de otro señor (oriundo de Los Angeles, California) que me encontré en internet y que en resumidas cuentas decía que la gramática no se debería utilizar para aprender

-      Comprar cuanto curso (impreso y digital) se ha atravesado en mi camino, llegando a tener una colección de los mejores sin haber culminado en su totalidad ninguno

-      Buscar el significado de cada palabra que no sé en el acto, lo cual también es muy productivo

-      Leer artículos cortos en inglés

Pero definitivamente lo que más me ha enseñado es haber tenido la oportunidad (por mi trabajo) de interactuar con extranjeros (canadienses, norteamericanos, ingleses, australianos, etc.) que no se interesan o les es imposible hablar en español, quedando como único medio el hablar inglés. Como dice Andrés, un muy estimado amigo mío, “….lo que hay que hacer es echarse al agua…” Pues me he “echado al agua” y es así como la historia para mí es diferente hoy respecto al tema tratado.

Para terminar, les dejo un listado de películas (solo para saber si las han visto):

Inception (2010)
Bedazzled (2000)
Inside Man (2006)
The devils own (1997)
Face Off (1997)
The ladykillers (2004)
The Notebook (2004)
Old Dogs (2010)
The Game Plan (2007)
Sleepers (1997)
Goodfellas (1990)
Memento (2000)
The green mile (1999)
Jaws (1975)

Antes de que lo olvide, si no le interesa aprender inglés o ya sabe de sobra, tiene otras opciones: Están el Francés, el Alemán, el Chino Mandarín y mi recomendado número uno: El Español.

Quedo pendiente de todos los comentarios. Bye..

lunes, 6 de diciembre de 2010

¿A ver, ahí hay? Si, parece que ahí debe haber…


Sé que la ortografía para algunas personas es una pesadilla y a otros ni siquiera les importa cómo escriben. Hasta hace 2 décadas el uso de computadores y correo electrónico (en Colombia) era privilegio de unos pocos, pero con el avance de la tecnología y la disminución de costos hoy está al alcance de quien lo requiera. Esto determina que una gran parte de la comunicación en el planeta se efectúe de forma escrita y según diversas fuentes, la población que habla y escribe el idioma castellano en el mundo está entre los 300 y 400 millones de personas. Siendo estas las cifras, creo muy importante fomentar la correcta escritura del mismo.

Sin más preámbulo estadístico, mi experiencia al respecto de este tema se resume en lo siguiente:

En un blog anterior hablé sobre mi escuela primaria. Cuando cursaba el grado tercero, mi profesora (de todas las materias) era Graciela. Debo admitir que cuando la vi por primera vez quedé aferrado a la silla, ya que por su aspecto físico era inevitable pensar que era la mezcla entre la bruja que envenenó a Blanca Nieves y el Hombre Increíble (Hulk, para algunos, o la bestia verde). Comprenderán ustedes que en mis 8 años de edad esta visión era una calamidad vestida con falda de florecitas. Pero como sucede a menudo con las primeras impresiones, la gordita resultó ser un amor y una autoridad en lo que a ortografía se refiere, gracias a lo cual desde esos días me esmero en escribir de la mejor manera posible y llamo la atención a quien lo requiera en mi entorno para que haga lo mismo, aunque a algunos les resulte “ñoño”, a otros les dé vergüenza y otros hasta se enfaden porque este servidor les venga a decir cómo escribir. 

En este divertido y enriquecedor proceso he encontrado frases (pronunciadas y escritas) como estas:

-      Siiiii claro, yo sé, pero me entendió no?
-      Por colocar una pinche tilde me van a subir el sueldo?
-      En 30 años nadie, ni el más inteligente, me había dicho que escribía mal…
-      Póngase a hacer lo suyo y no se fije en nimiedades
-      No importa cómo se escriba, sino la profundidad del concepto… (esta queda en la categoría de “la sacó del estadio”)

Y otras tantas más que en este momento no recuerdo o son impublicables. Lo cierto es que –tristemente- es un denominador común y contrario a lo que muchos piensan no es exclusivo de los estratos sociales más bajos. De hecho, profesionales que conozco en diversas áreas cometen errores de escritura, redacción y ortografía de manera recurrente.

Sin querer ser pretencioso y sin considerarme un erudito en el tema, quiero compartir con ustedes unos pocos conceptos que espero les ayuden a mejorar su comunicación escrita. Estos los escogí basado en los errores que veo más frecuentemente. Si el lector es el autor de una de las frases citadas líneas arriba o está de acuerdo con ellas u otras similares puede hacer caso omiso. Si por el contrario conoce más que yo al respecto o encuentra algún error, quedo atento a su enseñanza o corrección según el caso.


1.   Las palabras agudas son las que llevan el acento en la última sílaba. Estas llevan tilde cuando terminan en vocal, “n” o “s”. (jarrón, tenaz, escuchará, honrarás)
2.   Las palabras graves son las que llevan el acento en la penúltima sílaba. Estas llevan tilde cuando no terminan en vocal, “n” o “s”. (fácil, caro, atrapa, arena, dócil)
3.   Si una palabra lleva el acento en una sílaba diferente a la última o la penúltima siempre lleva tilde (últimos, párrafo, cátedra, anónimo)
4.   Cuando se pretenda expresar “a ver” (como preludio a enumerar uno o varios conceptos de cualquier tema) no utilizar la palabra “haber”, la cual es un verbo principal o auxiliar de múltiples usos (el de reemplazar a “a ver” no se incluye)
5.   El significado de “ahí” es: En ese lugar o a ese lugar. En esto o en eso. Esto o eso: ”: ahí está el detalle (no reemplazar con hay ai o ay)
6.   La palabra “hay” es una inflexión del verbo “haber”: hay alguien ahí (no reemplazar con ahí, ai o ay)
7.   La palabra “ay” se usa para expresar muchos y muy diversos movimientos del ánimo, y más ordinariamente aflicción o dolor: ay del que me ofenda (no reemplazar con ahí, hay o ai)
8.   La palabra “ai” no existe (no usarla para reemplazar nada; mejor dicho, no usarla nunca)
9.   Las palabras “dice” y “decir” se escriben con “C”, nunca con “S”
10. Escribir “herror” con “h” es un horror. Se escribe “error”
11.  “Hago” se escribe con “h” (no escriba “ago”)

Hasta aquí llega esta publicación, no sin antes mencionar que consulté la página de la real academia de la lengua (www.rae.es) porque obviamente no me las sé todas y porque no quiero “dar papaya” publicando conceptos erróneos.

El supermercado va a cerrar en minutos. Voy a ver si ahí hay cerveza. Si, parece que ahí debe haber. Ahí nos leemos….

**********************************************************

lunes, 8 de noviembre de 2010

La ciudad de la lluvia

Por casualidad, utilizando el control remoto de mi televisor, me encontré viendo Los Comediantes de la Noche, un programa humorístico que se emite en un reconocido canal de Colombia. Me llamó la atención el personaje que en ese momento se presentaba: Un argentino, nacido en Buenos Aires y de quien no recuerdo el nombre. El asunto es que en el momento que lo ví dijo algo similar a lo siguiente: "Me encanta el optimismo de los rolos; amanece, se levantan, se asoman a la ventana y con gesto de desaprobación dicen: Hoy va a llover.....".

Admito que, siendo bogotano (rolo) hasta la médula he representado ese rol varias veces en el pasado; y el comportamiento no es gratuito. Viví con ese pseudotemor constante cuando iba para la escuela primaria, cuando asistía al colegio, cuando salía para la universidad y posteriormente antes de salir a trabajar. Vale la pena destacar que este factor climático ya no me afecta, ya que veo la vida de otra forma y después de muchos años en el planeta, un día por fin decidí que era algo que había que aceptar cuando viniera y punto. Y es que la lluvia ha acompañado a mi ciudad a lo largo de toda mi vida, antes de ella y seguramente después.

Hoy, cuando decido escribir publicamente, hago remembranza de estas cosas y es inevitable comparar esas épocas pasadas con la actual. La escuela primaria quedaba a dos calles de mi casa, por lo tanto no debía utilizar un transporte público; cuando estaba en el colegio debía viajar en un bus atestado de gente desconocida y escuchaba Radio Reloj durante todo el recorrido, pero no existía ni la mas mínima noción del peor ejemplo de transporte público llamado transmilenio; al trabajo y a la universidad me iba también en bus o buseta y era delicioso disfrutar esos viajes urbanos sin el paisaje constante de polisombras, desvíos y calles rotas.

Hoy trabajo fuera de mi ciudad pero sigo viviendo en ella y la sigo queriendo como nunca, pero, como muchos otros "rolos" me duele lo que veo todos los días en Bogotá. Sé que es una causa perdida el querer revocar el mandato al alcalde (?) de turno, y esto lo sé de primera mano, sé que es inútil intentar depurar el concejo (consejo?) por la pugna bipartidista de toda la vida que ahora cambió de colores mas no de pésimos representantes, sé que no tiene sentido el andarse quejando por el "trancón" permanente por que es la base del negocio de unos pocos, sé que aunque pidamos a gritos la eliminación de la estupidez colectiva (léase pico y placa) algunos la ven como una solución salomónica sin darse cuenta que es el estado anterior a una dictadura social donde seguramente nos prohibirán salir de nuestra propia casa o vestirnos con determinados colores de acuerdo al día de la semana y/o al último dígito de la cédula.

Cuando veo la gestión de la administración (?) distrital recuerdo a un personaje con quien trabajo, quien donde se encuentra hace un desorden descomunal y se va a descansar, y cuando otros pasan y ven el desorden dicen: "Ah carajo, como trabaja este hombre...."

Hoy, cuando escribo las últimas líneas de este blog (que no será el último), ruego a todos los bogotanos de corazón que lo lean, que hagan su propia remembranza y mentalmente visualicen nuestra ciudad en un estado próximo futuro de progreso y crecimiento, sin trabas físicas y/o implícitas que nos impidan volver a ser la "Atenas de Suramérica", pero no por las ruinas, sino por la cultura, el orden y la justicia social.

Estoy escribiendo junto a la ventana y puedo decir con toda certeza que está lloviendo, lo cual no me afecta, pero en un deseo sublime de cambio en Bogotá, tengo en este instante la fantasía de que el agua que cae a chorros se lleve todo lo malo que mencioné y mañana cuando me levante mire hacia una de las avenidas que me rodean (sin trancón, huecos ni polisombra) y pueda por fin decir con total convicción:

Hoy tal vez va a llover, pero.. ah carajo si trabaja este hombre.......¡¡¡


---------------------------------------------------------------------------------------------------------------