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martes, 8 de marzo de 2011

Sudadera Vs. Armani




No sé jugar al futbol (football?).

Lo admito, lo intenté durante años, desde el arco hasta la delantera pero no fue posible. Nunca tuve la agilidad felina para ser arquero, ni la fuerza ni la reacción que requiere un buen defensa, ni el manejo de balón que un buen centro debe poseer y mucho menos la sagacidad del delantero para esquivar al contrario y marcar goles de antología. En resumidas cuentas, soy un “tronco” (término usado en Colombia para designar a una persona sin talento alguno para jugar futbol).

Y es que la habilidad requerida no se adquiere, se nace con ella. Testigos cercanos que corroboran lo anterior son mi hermano y el esposo de mi hermana. El primero ha jugado desde muy niño, siendo apetecido siempre por su increíble destreza para eludir adversarios, colocar pases precisos y hacer goles. El segundo, quien también ha jugado toda su vida, tuvo la oportunidad de formar parte de un equipo profesional pero abandonó este camino por ejercer la administración pública; creo que eso lo dice todo. Este último, mi cuñado, se deleita al ver mi expresión cuando me invita a jugar, ya que es equiparable a pretender que un sapo camine como un caballo de paso fino, y él conoce mis límites en la materia.

Sin embargo, y a pesar de lo “tronco” que soy, he marcado cuatro goles en mi vida, de los cuales (si usted me lo permite) quisiera relatar uno increíble: Me encontraba esperando un centro y levanté la mano para que quien llevaba el balón entendiera que estaba en posición; seguidamente esta persona centra con precisión y yo me lanzo en el aire para cabecear. Como era tan mal jugador, me lancé antes de tiempo pero en ese instante en que mi cuerpo flota en el aire horizontalmente con las rodillas doblabas a 1,3 metros de la grama, los tacos (taches) del guayo se estrellan con el balón y es imposible desde cualquier punto de vista que el arquero contrario lo detenga entrando por su costado derecho……. Un golazo¡¡¡¡ Quien está leyendo pensará que fue un increíble golpe de suerte, pero no lo fue tanto; a un señor de la selección Colombia en 1993 (de apellido Aristizabal, creo) le pasó lo mismo.

Como con el futbol no pude y tampoco me animé a ser cronista deportivo, en este punto dejo de lado mis proezas deportivas y empiezo a entrar en materia, lo que realmente quiero es hablar sobre el futbol en Colombia. Hoy en día muchos tenemos la oportunidad de ver partidos de todo el mundo por televisión cualquier día de la semana, y es inevitable comparar varias cosas, como la dinámica del juego, el amor de los jugadores por su respectiva camiseta, la forma de vestir de los técnicos, las ruedas de prensa posteriores a los partidos, la forma de expresarse de los jugadores, la forma en la cual celebran un gol, el comportamiento de los asistentes a los estadios, etc. Esto nos deja algunas claves del porque la historia de este deporte en mi país ha sido como una tragicomedia.

Empiezo con un hecho innegable, y es que el futbol, como muchas otras ocupaciones en el país ha sido la “tabla de salvación” de muchachos que no han tenido la oportunidad de estudiar por carencia de recursos. No es generalizado, pero sucede con frecuencia y este factor por si mismo devela el por qué de mucho de lo que pasa en el mundo deportivo de Colombia. Cuando una persona tiene la oportunidad de culminar con éxito los estudios secundarios o en el mejor de los casos una carrera universitaria, tiene una perspectiva más o menos clara de lo que hará en el futuro con su vida, se trate de deportes o no. Para las personas que mencioné antes no hay alternativa, o se vuelven buenos jugando o serán una estadística más de desempleo o subempleo, esto sin tener en cuenta la descomposición social y familiar y la amenaza constante del consumo de substancias ilegales.

Si usted escucha con atención una entrevista a un jugador colombiano (que encaje en el perfil descrito), es muy probable que en algún punto pronuncie una frase parecida a las siguientes:

-          Seguimos las instrucciones del “profe”, pero por ahí se nos coló un habilidoso y el resultado no fue el esperado…..
-          Sabemos que es un equipo poderoso, pero esperamos que por ahí se “haga la lucha” y logremos aunque sea un empate……
-          Defender los colores de la institución, y, por ahí quien sabe…… Hasta clasificar…
-          Por ahí aparecieron unos resultados que dicen que me “dopé”, pero yo solo tomo “espray”…
-          Pues, yo me he acoplado al grupo y somos como una familia, aunque por ahí hay una oferta….. Esperar a ver que dice el empresario….

Y otras por el estilo. Lo que me causa curiosidad es ubicar el sitio exacto donde se encuentra ahí en la expresión “por ahí” que usan regularmente, si alguien lo sabe le agradezco me lo comunique.

Entre las personas que conozco hay al menos un hincha (seguidor) de cada equipo de futbol de Colombia. Mi padre fue hincha de Santa Fe y por herencia mis hermanos y yo también. En mi caso, esta relación permaneció vigente hasta el momento en el cual hablar de un equipo o apoyarlo en el estadio era equivalente a hacerse acreedor de un grito (como mínimo), un golpe contundente, una herida con arma corto-punzante o un disparo de arma de fuego. Cuando el asunto se puso de alto calibre, elegí no volver al estadio, no usar emblemas del equipo y finalmente no mencionar cual era mi equipo preferido (como una medida de prevención). Si mis coterráneos llegan a tales extremos por equipos que tienen un nivel futbolístico tan bajo, no me atrevo a imaginar si aquí existiera un equipo que jugase tan bien como muchos de los europeos…

Sin mencionar equipos (quien viva en Colombia sabe cuáles son), sus hinchas (¿) encuentran en su afición no un gusto deportivo, sino una herramienta para herir (a veces mortalmente) a otras personas que visten una camiseta de otro equipo. En Bogotá esto se presenta con regularidad (por no decir que cada vez que hay partido en el Campín).

El diseño de los estadios en España o Inglaterra, por ejemplo, permite que los “hinchas” estén muy cerca a la acción, prácticamente junto a la grama y salvo escasos episodios de locura, a ellos no se les ocurre lanzarle baterías a los jugadores por que les caen mal, o nombrarle algún familiar cercano a Casillas, Messi, Henry, Raul, etc por que hicieron o dejaron de hacer algo en el partido. Esta cercanía, en poder de la gente que mencioné terminaría en tragedia recurrente.

Es interesante notar el contraste cuando se observa (y se compara) al DT del Real Madrid o del Liverpool, por ejemplo, con el de un equipo colombiano (ya saben por qué no menciono nombres). Los europeos inspiran la gallardía, la serenidad y el análisis (en la mayoría de los casos) y los de aquí reflejan caos, sed de desquite y desesperación. No menciono la comparación entre la sudadera motosa y el Oscar de la Renta o el Armani porque crítico de moda no soy.

Hace unos días escuché como uno de tantos locutores deportivos de mi país relataba extasiado la certeza de un cupo latinoamericano adicional para el mundial del 2014, argumentando que era la gran oportunidad de la selección Colombia para llegar a un mundial nuevamente. Qué tristeza tener que aspirar a un quinto puesto tres años antes, si esto no es derrotismo retroactivo, no sé que pueda ser.

Hablando de derrotismo, añoro el día en que en el preámbulo de un partido Colombia – Brasil, por ejemplo, un futuro técnico o un futuro jugador diga: Vamos por todo y no importa que seamos primeros en la eliminatoria. En circunstancias similares, en el pasado cercano se ha escuchado algo parecido a esto:

-          Pero es que estamos hablando de los pentacampeones¡¡¡¡¡¡¡¡ Mucha gracia sacarles un empate aquí…
-          Con Bolivia sufrimos un poco, con Perú casi no empatamos, pero el siguiente es el equipo del “jogo bonito”.. Recuerden muchachos, el empate es un triunfo (¿??)
-          Perder es ganar un poco……. (sin comentarios)
-          Si usted observa las estadísticas, jamás les hemos ganado, por mucho llegamos al empate, no despertemos al león dormido (jajajajajaja)

No quiero hablar de otros factores, como la corrupción en las administraciones de los equipos, los “dineros calientes”, los árbitros malos y otros tópicos relacionados, eso se lo dejo a Javier, a Ivan y a Carlos Antonio que si saben de futbol.

Retomando lo de mi preferencia futbolística, hoy soy hincha del Manchester United, aunque muy en el fondo y sin que nadie lo note me interesa enterarme de cómo va el Santa Fe. Por favor, no se lo cuenten a nadie que no me quiero ganar un golpe repentino.

1 comentario:

  1. "Eso es lo bonito del fútbol"

    Buen post, este es el link del jugador que se copió de su gol para que lo enlace a su artículo http://www.youtube.com/watch?v=4CU7QTRsPkQ , y a pesar de que es un poco difícil de leer en blanco sobre negro textos tan largos, -por ahí- pude leerlo completo.

    Saludos!
    @Triego
    http://www.facebook.com/TriegoBlog

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